Fresco al interior del Templo Expiatorio de San Felipe en Riobamba.
«En la mañana del 4 de mayo de 1897… yo vi con mis propios ojos que el mayor Luis Soto y el capitán Santos Manzanilla, costariqueños, como yo, los tenía, mataron al R.P. Moscoso en la celda; le encontraron hincado en un reclinatorio, orando delante de un crucifijo, y ellos gloriándose de haberle matado salieron a la puerta, y el mayor Soto colocó su rifle entre los brazos del P. Moscoso y le hicieron abrazar el rifle poniéndole en son de burla. Yo me acerqué al P. Moscoso y vi que la sangre le chorreaba por las sienes y corría por encima de una bufanda morada que el Padre estaba puesto».
La narración pertenece al comandante José Joaquín Merino, segundo jefe del Batallón 21 de Agosto, que 19 años después de los hechos testificó libre y voluntariamente.

Frasco con restos de la sangre del sacerdote que, según su biógrafo José Benítez, duró años en forma líquida.
El asesinato del sacerdote jesuita, rector del colegio San Felipe Neri desde 1893 hasta el día de su muerte, ocurrió durante el asalto de tropas liberales a la capilla y a la comunidad jesuita asentada en Riobamba. Los soldados, aquel 4 de mayo hace 121 años, rompieron la puerta de la capilla, “no solo quitaron la vida a quienes allí se encontraron escondidos, obreros de la construcción, sino que rompieron la puerta del sagrario, sacaron los vasos sagrados y se hizo burla del Sacramento arrojándolo por tierra, bebieron licor con las hostias sagradas, simulando predicar y dar sacramentos a los moribundos; entre quienes fueron reconocidos haciendo esta parodia sacrílega, estaba el capitán Santos”, narra el jesuita José Benítez en la biografía sobre el padre Emilio Moscoso. Los hechos sucedieron en el recinto religioso, ubicado en las calles Velasco y Veloz, que desde 1943 se convirtió en Templo Expiatorio de los sacrilegios cometidos.
Roberto Granja, superior de los jesuitas en Chimborazo, ubica los hechos a fines del siglo XIX durante la pugna entre los conservadores y los liberales que habían logrado tomar el poder y que llegaron a Riobamba. “Los liberales consideraban que la Iglesia Católica y este colegio San Felipe, que tiene tanta tradición e historia, podían ser un problema. Esta realidad es la que tuvo que enfrentar el rector y superior de esta comunidad, el padre Moscoso. Los liberales quisieron someter la fe… y al padre le dieron un balazo en la cabeza tratando de callarlo; no lo lograron. Ha pasado más de un siglo y seguimos recordando”, explicó el sacerdote.

Reliquias que se conservan en la comunidad jesuita de Riobamba. Entre ellas están: una de las balas encontradas en la celda y la sangre del sacerdote.
La comunidad jesuita de Ecuador y la unidad educativa San Felipe Neri han querido recordar este trágico acontecimiento y, a la vez, resaltar la vida del padre Emilio Moscoso. a las puertas de que sea declarado beato. Para el efecto se organizó un triduo con misas, adoraciones eucarísticas, visitas a la galería sobre el sacerdote muerto como mártir de la fe y la obra de teatro “Vida del Padre Moscoso”, interpretado por estudiantes del plantel educativo. En la Basílica del Corazón de Jesús, durante las celebraciones eucarísticas, se dispuso una mesa sobre la cual se colocaron reliquias que testimonian el asesinato. Entre ellas, el frasco que contuvo por varios años la sangre líquida del sacerdote, los ejemplares de la Biblia que fueron perforados por una de las balas que atravesaron también al religioso, uno de los proyectiles, que se exhibe dentro de una vitrina, y el solideo empapado en sangre que utilizaba Moscoso al momento de su muerte.
José Benítez, exrector del colegio San Felipe, explica en su libro que cumplido el siglo del martirio del sacerdote nacido en Cuenca, los miembros de la Academia Ecuatoriana de Historia Eclesiástica, con sede en Quito, solicitaron al entonces obispo de la Diócesis, Víctor Corral Mantilla, la autorización para iniciar el proceso de canonización “dejando a la Iglesia el juicio definitivo sobre su testimonio de fe”. La respuesta positiva del prelado permitió la introducción de la causa.
DATOS

Escultura en memoria del padre Emilio Moscoso.
- El 21 de abril de 1846 nació en Cuenca Salvador Víctor Emilio Moscoso Cárdenas, hijo de Juan Manuel y María Antonia, cuenta su biógrafo, J. Benítez.
- Ingresó al noviciado de los jesuitas que provisionalmente se había trasladado de Quito a Cuenca, debido a la persecución religiosa del ejército colombiano que amenazaba tomarse la capital.
- En su primera etapa de vida religiosa fue compañero de Federico González Suárez, futuro Arzobispo de Quito, y de Andrés Machado, quien sería sucesor en el rectorado tras su martirio.
- A los 20 años, el 27 de abril de 1866, hace sus primeros votos en capilla de la Beata Mariana de Jesús , ubicada al costado del altar mayor del templo de la Compañía, en la capital ecuatoriana.
- Su primer contacto con la ciudad de Riobamba y con el colegio San Felipe Neri fue en el año 1867 cuando se desempeñó como profesor de Gramática superior y Retórica. Estuvo un año escolar.
- El padre Moscoso fue velado en el hospital de las Hermanas de la Caridad y tras celebrar dos misas de cuerpo presente fue enterrado en las misma tumba donde estaban los restos de otro religioso.
Muchas gracias por los datos históricos que con cierta frecuencia recibo, de esa manera se va complementando todo lo sucedido en nuestra realidad nacional. Nuevamente gracias y felicitaciones.
Deseo felicitar al autor de esta nota, realmente me conmovió mucho al saber la historia política y malvada de mi país, me entero por vez primera esta conmovedora historia del Reverendo Padre Moscoso, Felicitaciones
La justicia tarda pero llega. Es lo que ha sucedido con el Rvdo. Padre Emilio Moscoso SJ, salvajemente martirizado y que, 100 años después de su muerte, recibe el mérito que se merece. Deberíamos profundizar más sobre la vida de este nuevo beato ecuatoriano, para que su vida siga iluminando, y ahora más, a Ecuador y al mundo. Dr. Ney Yánez Mena.