Hijo de Pedro Bedón y Juana Díaz de Pineda, hermana ésta última de Gonzalo Díaz, primer escribano edilicio y público de Quito y primer explorador de la región oriental de lo que hoy conocemos como Ecuador.
Don Pedro (padre) fue protector de indios del Chimborazo y uno de los primeros colonizadores del Reino de Quito.
Al Padre Bedón se lo ha conocido como quiteño, debido a la costumbre de llamar “Quito” a cuantos pertenecían a dicha Audiencia. Pero, es hijo de Riobamba, y nació cuando su padre llegó a la comarca con el cargo citado, que le confirió el cabildo quiteño en el año de 1575.
La historia dice que Pedro Bedón (padre) tuvo su residencia en Riobamba, lugar en donde nació Fray Bedón, según el investigador Padre Alfonso Jerves.
El historiador Diego Rodríguez de Ocampo dice al respecto: “Ha habido en estas tierras religiosos importantes en vida santa, y entre ellos… el Maestro Fray Pedro Bedón, natural de la Villa del Villar Don Pardo, provincia de Quito”.
El Padre Bedón desde niño dio muestras de una profunda inclinación al estado religioso, vistiendo desde tierna edad el hábito de Santo Domingo. A los 14 años, después de haber aprendido latinidad, hizo su solemne profesión en Quito.
Luego fue trasladado a Lima para que estudiase artes y teología, materias en las que sacó tanto provecho que fue muy pronto nombrado catedrático de las mismas. Recibidas todas las órdenes le hicieron maestro de novicios. Fuera de sus ocupaciones de cátedra se dedicó también en sus momentos de ocio a la pintura, llegando a producir cuadros primorosos de Cristo, Virgen y santos.
De vuelta a Quito llegó a ocupar las dignidades más altas de su Orden, pero el Padre Bedón mientras más alto subía, mayor humildad demostraba. Hacía mucho desprecio de sí mismo y gustaba parecer un simple fraile.
Fundó la Recoleta en Quito y el Convento de Santo Domingo, en su ciudad natal, Riobamba.
La Recoleta llegó a ser famosa, pues en ella se recogían todos los religiosos que deseaban llevar una vi da austera, alejándose del mundo hacia la soledad del claustro. Allí florecieron notables varones, como el mismo Padre Bedón, de quien se ha dicho: “hombre apostólico y de amplios conocimientos en las ciencias y en las bellas artes”.
Inspirado el Padre Bedón de su ardiente devoción a la Virgen María, pintó en la Recoleta una Imagen de Nuestra Señora del Rosario, que llegó a ser célebre con el nombre de “Nuestra Señora de la Escalera”. También se conserva el cuadro de “Nuestra Señora de la Paz”, pintado en el claustro principal.
Murió en olor de santidad, dicen sus biógrafos, el 17 de febrero de 1621. Era hombre muy penitente y muy dado a la oración. “Cuando murió le quedo el rostro humano, manos tratables y despidiendo un olor suave, el mismo que despedía de sus hábitos y ropa de cama”.
La gente acudió mayoritariamente. Pusieron el cuerpo en la Capilla Mayor del Convento, y fue menester que los frailes hicieran guardia, para que la muchedumbre no cortara la ropa del Padre Bedón.
Fuente: CASTILLO Jácome, Julio “La Provincia de Chimborazo en 1942”, Editores J. Castillo y J. Ignacio Paredes. Talleres Gráficos de la Editorial “Progreso”, Riobamba.
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