Van en pos de algo mejor hipotecando sueños a manos de inescrupulosos coyoteros o más bien hienas feroces que disputan sangrientamente su presa.
Tráfico de carne y sentimientos, de ideales pisoteados en gran escala; lo que no ha hecho las guerras o algún desastre natural, termina haciéndolo el jugoso mercado de la inmigración ilegal.
Distintos lugares de Latinoamérica y el mundo han aportado sus muertos para formar un fúnebre callejón sin salida donde siguen transitando nuevos ilusos y capitales frescos.
El endurecimiento de las leyes migratorias junto a la xenofobia ha producido nefastas consecuencias en cientos de indocumentados y sus familias que han visto como su sueño gringo paulatinamente se va transformando en asquerosa pesadilla.
En esta injusta sociedad siempre habrá discrimen, tráfico de personas, migraciones, riesgos que enfrentar y muertes que lamentar gracias al podrido sistema que nos obliga a tomar medidas extremas para sobrevivir.
¿Habrá alguna ley que garantice el ingreso, estabilidad y permanencia de nuestros compatriotas en cualquier lugar de este planeta?
¿Tenemos que seguir lamentando más casos como el de Tamaulipas (México)?
O ponemos punto final a toda esta cadena de acontecimientos mejorando las condiciones de vida de nuestras naciones empobrecidas por gobiernos saqueadores.
Japón es un clásico ejemplo de transformación, luego de haber superado la inmisericorde guerra nuclear, hoy es una potencia en muchos ámbitos.
Debemos proteger nuestros intereses creando leyes propicias, fomentando desarrollo, activando microempresas, facilitando la adquisición de empleo y vivienda, impulsando el fortalecimiento de la economía para eliminar nuestra dependencia de otros países.
Parece que en EE.UU. sigue vigente la doctrina Monroe (América para los americanos) porque su decadencia como punto de enlace para encontrar progreso obliga al migrante a mirar otros panoramas que han quedado relegados por falta de apoyo gubernamental; este gran país, geográficamente hablando, capitalista total, neocolonialista por antonomasia, ha visto en la inmigración ilegal un peligro inminente y una seria amenaza para sus intereses, gracias a ello ha optado por interponer leyes insulsas, disgregativas y degradantes haciendo uso de la brutalidad militar y policial para su cumplimiento.
Reconozco que en esta nación y demás de la unión europea existen personas y organizaciones humanitarias, pero lo que estas han hecho con la mano, sus gobiernos lo han borrado con el codo, es lamentable pero real y aún más cierto lo que nuestro compatriota sobreviviente de la masacre en México expone: “No emigren más porque nos están matando”
Con esta clara advertencia que lanzan los gobiernos imperialistas en complot con mafias organizadas, quien se atreve a desafiar la muerte; es preferible hacerlo en nuestro entorno donde los gobiernos locales son más misericordiosos y nos aniquilan de a poco con esta bendita pobreza.
Francisco Javier Novillo
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